La soledad en la era de la IA: Reflexiones sobre la autenticidad emocional y la evolución de las relaciones humanas.

 

A medida que nos volvemos más dependientes de las interacciones con máquinas que simulan emociones de forma convincente, podríamos enfrentarnos a una nueva forma de soledad. Esta soledad no proviene de la falta de interacción, sino de la conciencia de que estas interacciones carecen, por ahora, de la profundidad emocional y la reciprocidad que caracterizan a las relaciones humanas genuinas. Aún sin una respuesta precisa, algunos pensamientos nos llevan a considerar aspectos importantes de esta dinámica emergente entre humanos e inteligencia artificial (IA).

Primero, la simulación de emociones por parte de la IA, aunque avanzada y convincente, aún no logra capturar la totalidad de la experiencia emocional humana. Por ahora su comprensión de las emociones carece de un marco de referencia personal y subjetivo, esencial para comprender emociones como el dolor y la alegría en su totalidad. Me surge otra pregunta, ¿cuántos humanos pueden hacerlo?

En segundo lugar, lo singular en relación a las experiencias humanas y su interpretación emocional. Mientras que un ser humano puede adaptar sus respuestas emocionales basándose en una comprensión profunda y personal de situaciones similares, la IA se basará siempre en datos y algoritmos. Aunque estos pueden ser extensos, complejos, convincentes y detallados, carecen de la capacidad de capturar completamente la riqueza y la variabilidad de la experiencia humana individual. Aquel que leyó a Nothom, Pizzarnik o Cela ya lo sabrá. Pero, me hago otra pregunta, ¿acaso los perros no ofrecen compañía?

Tercero, aspectos como la intuición y las reacciones emocionales inconscientes, que a menudo juegan un papel crucial en la toma de decisiones y en las interacciones humanas, siguen siendo áreas donde la IA no puede igualar la complejidad de la mente humana. Estas capacidades, enterradas en el subconsciente y la experiencia vital, suman una capa de profundidad a las interacciones humanas que la IA aún no puede replicar. Las corazonadas, por ahora, son de lo más sólido que hemos encontrado, junto con los cambios repentinos en el humor, la incertidumbre y otros aspectos espontáneos.

Sobre este punto, me interesa resaltar la imprevisibilidad y no linealidad de las emociones humanas. A diferencia de los patrones de datos que la IA puede analizar y predecir, las emociones humanas se caracterizan por su fluidez y su capacidad para ser influenciadas por una amplia gama de factores externos e internos. Estos factores pueden incluir experiencias de vida únicas, contextos culturales, y cambios personales en la percepción y el sentimiento, todos los cuales contribuyen a la singularidad de la respuesta emocional de cada individuo.

Por último, aunque la IA puede simular cierto grado de "autoconciencia" basada en la retroalimentación y el aprendizaje de patrones, esta es una autoconciencia limitada y programada, sin la evolución continua que caracteriza la autoconciencia humana. La interacción con una entidad que carece de esta forma de conciencia puede contribuir a una sensación de conexión unilateral. ¿O la simulación convincente borrará esa línea entre conciencia y ficción?

Más preguntas sin respuestas: ¿Qué es y qué será la autenticidad emocional? ¿Cómo evolucionará nuestra percepción emocional?

Nicolás Ferrario
Talk2U & National Geographic Explorer

 
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